Toda medida de fuerza representa un mensaje y así debe leerse la protesta nacional que hoy llevarán a cabo las entidades que agrupan al sector productivo agropecuario. Una medida adoptada en forma unánime por las cuatro organizaciones que conforman la Mesa de Enlace y respaldada por sus homólogas provinciales; en el caso de Tucumán, la Sociedad Rural y Apronor. Durante la jornada no se comercializarán granos ni hacienda, y habrá concentraciones -aunque sin cortes de ruta- dedicadas a explicitar los reclamos que el sector viene enarbolando desde hace largo tiempo.
El Gobierno nacional, en la figura del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, hizo un llamado a deponer esta iniciativa (“cooperar en lugar de confrontar”, sostuvo), pero sin brindar las respuestas que los productores aguardan. En consecuencia decidieron seguir adelante con este paro de actividades, que irá acompañado por la difusión de un documento proactivo, en el que propondrán lineamientos y medidas en beneficio de la actividad agropecuaria. Además, harán un llamamiento a la paz social y a bajar los niveles de conflictividad, y un requerimiento a la clase política: que se alcancen acuerdos básicos como base para obtener la estabilidad que el país tanto necesita.
Queda claro que se trata de un mensaje potente, que excede lo simbólico tratándose del sector que más contribuye a la generación de riqueza -y por ende a la construcción del PBI- en la Argentina. Un mensaje dirigido a las autoridades nacionales, pero también al conjunto de la sociedad, que desde hace años advierte cómo los Gobiernos de sesgo kirchnerista han sometido a los productores agropecuarios a un permanente hostigamiento, cuando justamente del fruto de ese trabajo obtiene el país la mayor cantidad de dólares para el funcionamiento de la economía. La protesta se entiende entonces como una demanda al Gobierno, y a la vez como una explicación a la ciudadanía de la asfixia que la actividad padece.
En un documento, la Sociedad Rural de Tucumán detalla los motivos por los que adhiere a esta jornada de protesta nacional. Entre ellos menciona la presión tributaria, el cepo a la exportación, los problemas relacionados con la provisión de combustible (desde la crisis con el gasoil a la deuda pendiente por el corte del biodiesel), el desdoblamiento cambiario y los vaivenes en los precios de los productos. Y en su pronunciamiento hace alusión al apuntado asedio del que son objeto, con esta afirmación: “queremos vivir en una Argentina próspera, que defienda y fomente el trabajo, que promueva los valores republicanos y principalmente que nos incluya a todos”. En similar sintonía declararon las autoridades de Apronor, añadiendo un concepto que refleja el sentimiento que los invade: calificaron de tibia esta medida adoptada por la Mesa de Enlace.
¿Será escuchado este mensaje con la seriedad y la urgencia derivada de los reclamos? La historia reciente no invita al optimismo, aunque tal vez el contexto de crisis económica y el mal humor social contribuyan a modificar actitudes y políticas por parte del Gobierno nacional. Sería un paso gigantesco para la Argentina, en estas horas cruciales, iniciar una etapa de diálogo, de consensos, de escucha real a los problemas que aquejan a un sector fundamental como el del agro. En ese caso, el mensaje de hoy habrá logrado su cometido.